lunes, 2 de febrero de 2015

Taller de Arquitectura para niñas y niños en el Museo de Arte Moderno.
#25 Techos!


Los techos coronan las casas cual sombreros, evitando el ingreso del agua de lluvia y de los calcinantes rayos de sol, manteniendo fresco y seco el interior de nuestros hogares.
Del mismo modo que cubrimos nuestras cabezas con variados diseños, desde galeras y bombines hasta capuchas, tejanos, boinas y birretes, los techos también presentan una enorme variedad de formas a elección.
Pero escoger el tipo apropiado no es sólo una cuestión de estilo, las arquitecturas del mundo han perfeccionado sus techumbres características de acuerdo al clima reinante. Una casa alpina, por ejemplo, no puede tener una cubierta plana porque el peso de la nieve la haría colapsar y es imprescinible que el techo de una vivienda situada en el desierto abrasador se eleve lo suficiente para embolsar el aire caliente.
El techo ha sido, desde siempre, el preciado bien que el hombre ha buscado para ponerse a resguardo de las inclemencias, el paso apurado en busca de abrigo de quienes han sido sorprendidos por un chaparrón es su más fiel testimonio.
Un puñado de ramas de palmera bien puede haber sido el modelo primigenio. Con el tiempo, la técnica empleada en su construcción se ha perfeccionado al punto de volverlos casi infalibles aunque, en ocasiones, una mancha de humedad en el cieloraso de nuestro cuarto nos indica que allá arriba algo está “haciendo agua”.
En la clase del último sábado hemos practicado algunas formas prototípicas de techumbre. Amparados por el confort de nuestra sala de educación, nuestros sombreros con coronamiento a dos aguas, a cuatro vertientes, al invertido estilo mariposa, al agudo tipo alpino y el curvo han servido como soporte de nuestras fantasías decorativas más alocadas.
Chapeau!

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