#26 Texturas!
La rasposa lengua del gato, los acojedores tejidos de lana, la impalpable sequedad del talco, los duros empedrados, la tersura del mármol o la suavidad de las sábanas recién planchadas, son recuerdos imborrables que supimos registrar no con los ojos, sino con la punta de los dedos, con las plantas de los pies, con los labios, con la lengua y con todo el cuerpo.
Las materias de este mundo, al posarnos sobre ellas, nos ofrecen un repertorio infinito de emociones táctiles que una vez que se graban permanecen en nuestra cabeza para siempre.
Y en cada ocasión en que volvemos a deslizar la mano por sus peculiares superficies nos reencontramos con un pasado sensorial que permanecía dormido.
Es así como una superficie mullida nos transporta al hogar y a la familia, una metálica a la idea de progreso y de futuro y una quebradiza nos confronta al temor al ocaso y a la finitud.
Nosotros,en la clase del sábado 1, con el fin de acrecentar nuestro catálogo de emociones, raspamos todo lo que estuvo a nuestro alcance y así como lo indica la técnica del frottage, descubrimos con crayones el alfabeto táctil de la arquitectura en la que vivimos.
Y en cada ocasión en que volvemos a deslizar la mano por sus peculiares superficies nos reencontramos con un pasado sensorial que permanecía dormido.
Es así como una superficie mullida nos transporta al hogar y a la familia, una metálica a la idea de progreso y de futuro y una quebradiza nos confronta al temor al ocaso y a la finitud.
Nosotros,en la clase del sábado 1, con el fin de acrecentar nuestro catálogo de emociones, raspamos todo lo que estuvo a nuestro alcance y así como lo indica la técnica del frottage, descubrimos con crayones el alfabeto táctil de la arquitectura en la que vivimos.
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