martes, 17 de junio de 2014


Taller de Arquitectura para niñas y niños en el Museo de Arte Moderno.

#10 Oriente!

Tan lejos nos ha llevado nuestro viaje por la historia de la arquitectura que en la clase del sábado último visitamos nuestras antípodas y nos dejamos sorprender por las originales formas que adopta el arte en el lejano oriente.
Entre kimonos, jardines y estampas de belleza sin par, apreciamos al sosegado salón de té, su más fiel exponente arquitectónico.
En apariencia, una “Sukiya” no es más que un pequeño cobertizo de madera, una simple barraca de agricultor, que puesta al lado de nuestros jactanciosos y prepotentes edificios parece indigna de poder ser apenas considerada. Sin embargo, su grandeza no aspira a dominar las alturas ni a permanecer inalterable por siempre sino que alcanza su más alta expresión en lo sutil, lo tenue y lo apenas esbozado.
El salón de té es una construcción efímera que ha sido erigida para servir de asilo a un impulso poético. Un remanso apartado del trajín de la vida cotidiana. Su interior, desprovisto de todo lo que no sea esencial, ofrece un amplio vacío donde dejar volar a la imaginación. De aquí que también se la llame “la casa de la fantasía”.
Nosotros hemos dejado volar a la nuestra sobre sus típicos divisores de papel, que adornamos con leyendas de samurais y dragones, geishas y cerezos en flor. Al término de nuestra labor nos reunimos en silencio alrededor de la tetera para completar los insalteables pasos de la refinada ceremonia del té que prepara al espíritu para apreciar la sublime magnificencia de esta infusión milenaria. Zen.










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